La máquina espiritual, de Ana Rodríguez León

La videocreación, La máquina espiritual realizada por Ana Rodríguez León, nueva obra en el catálogo de distribución de Playtime Audiovisuales.

SINOPSIS

Un viaje hipnótico hacia el interior del ser humano y el profundo misterio que alberga en su interior. Un misterio lleno de belleza y de potencial destructivo. La enfermedad, entendida como posible colisión entre las facetas emotivas, cerebrales y corpóreas del ser humano, revela su poder en tanto que herramienta de introspección y autoconocimiento.

SOBRE LA OBRA

La máquina espiritual es un vídeo monocanal formado por tres pantallas dispuestas a modo de tríptico, cada una de las cuales representa una sección, parte o categoría distinta del ser humano, esto es -de izquierda a derecha-: Pensamiento, Emoción y Materia.

Las tres categorías están representadas por imágenes de una mujer (su rostro, su cuerpo) y por imágenes médicas del interior del cuerpo humano: radiografías, resonancias magnéticas e imágenes de microscopía óptica, confocal y electronica.

El montaje, que relaciona las tres pantallas, establece progresivamente significados mediante la yuxtaposición, al tiempo que, en cada una, opera una introspección desde el exterior hasta el interior, desde la superficie al nivel microscópico del cuerpo donde reina la inestabilidad, la batalla, en definitiva, la enfermedad.

Pues de esto trata La máquina espiritual, de la relación posible entre la mente y el cuerpo, entre el cuerpo y las emociones, entre las emociones y la mente. ¿Podemos modificar la fisiología de nuestro cuerpo a través de aquello que pensamos o aquello que sentimos? Y por tanto: ¿Tiene la enfermedad un plano emotivo a tener en cuenta? ¿Es, finalmente, posible, separar el pensamiento, de las emociones y ambos de la materia de nuestro cuerpo?

He aquí a las preguntas a las que se enfrenta La máquina espiritual, y que formula en el seno de la obra, siempre a través de un viaje cuyo punto de partida y cuyo destino de vuelta es el misterio embriagador y necesario del cuerpo y la psique humana. Un viaje que apuntala significados pero que abre interpretaciones. Y especialmente un viaje que busca en la experiencia vivida de la obra una sintonía y apertura sensorial próximas al estado meditativo, tratando así de acceder a diferentes niveles del observador, en diferentes profundidades.

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